Una vida en beads: la historia de Kirsten
Visitamos a Kirsten, una coleccionista danesa de Trollbeads, un viernes por la tarde.
Kirsten vive en una casa adosada muy acogedora en un pueblito de Zealand, Dinamarca. En su jardín delantero florecen las rosas, y ella abre la puerta con una gran sonrisa, vestida con una blusa de rayas rojas y un overol de mezclilla. Su casa huele a café recién hecho, y su adorable dachshund nos recibe con entusiasmo. Estamos aquí para hablar sobre su colección de Trollbeads, que tiene un significado muy especial para ella y que ha construido durante muchos años. Ya está todo dispuesto sobre la mesa del comedor, junto con dos tazas de café calentitas mientras nos sentamos a charlar.
Kirsten es una mujer llena de color y vida.
Trabaja con niños y le encanta contar historias, tanto en lo profesional como en lo personal. Es cálida, positiva y llena de energía.
Kirsten empezó a coleccionar Trollbeads cuando su exesposo le regaló la primera pulsera: una pulsera de cola de cadena de plata con una Bead Cisne de plata y un Cierre Cisne, que simbolizan la lealtad, el anidar y mantenerse juntos a lo largo de la vida. Ese regalo marcó el comienzo del camino de Kirsten con Trollbeads. Desde entonces, se enamoró de la idea de que las joyas pueden contar una historia personal, y eso fue lo que la motivó a seguir coleccionando.
“Para mí, siempre ha sido sobre la historia. Cada vez que recibo una nueva bead, tiene que ver con mi historia. Me parece algo increíblemente único.”
Kirsten guarda su colección de beads en dos pulseras de plata esterlina. Cada pulsera cuenta una historia—historias de su vida. Una simboliza su vida amorosa, la otra su vida con sus hijos. Al principio, todas sus beads estaban en la pulsera que le regaló su exesposo, pero a medida que su colección fue creciendo, naturalmente surgieron dos pulseras distintas. Las usa todos los días.
Ella sonríe y dice:
“Mis colegas siempre dicen ‘¡Ahí viene Kirsten!’ cuando camino por los pasillos de la escuela donde he trabajado durante muchos años. Pueden escuchar mis pulseras desde lejos. Me encanta la sensación de llevarlas en la muñeca.”